Trump está mostrando cómo un segundo mandato reescribiría las reglas del poder presidencial

Donald Trump estásubrayando la profunda elección que los votantes podrían enfrentar el próximoaño con afirmaciones expansivas de un poder presidencial sin control junto con una retórica antidemocrática cada vezmás descarada.

La afirmación delfin de semana del expresidente –que se negó a aceptar el resultado de las últimas elecciones– deque Joe Biden es quien está destruyendo lademocracia se ganó el lunes una reprimenda de la campaña del actual comandante en jefe. El intercambio mostrócómo la carrera política de Trump se construyesobre un edificio de falsedad espectacular que, sin embargo, es eficaz para motivar a sus votantes. También esrevelador cómo Trump, quien ha prometido usar un nuevomandato para perseguira sus oponentes, no ve límites a su poder sigana el próximo año.

Elfavorito republicano, por ejemplo, está argumentando en múltiples tribunales que, en virtud de su papel como expresidente, es inmune a las leyes y precedentes bajo los cuales se juzga a otros estadounidenses. Esto tiene enormesconsecuencias no sólo para la rendición de cuentas en los tribunales que aún debe realizarse durante su turbulentoprimer mandato. Dado que tiene buenas posibilidadesde volver a ganar la presidencia (está aventajando por poco al presidente Joe Biden en algunas encuestasde estados indecisos), también plantea graves cuestiones constitucionales sobre los límites del poder presidencial.

Por eso las elecciones de 2024 representarán un episodio tan trascendental en la historia de Estados Unidos. Toda lapremisa constitucional de la gobernanza estadounidense podríaestar en juego.

Elconcepto de presidencia indomable de Trump arroja luz sobre cómo se comportaría en un segundo mandato,dada su aparentecreencia de que cualquier acción que un presidente pueda tomar es,por definición, legal. Ya ha prometido que utilizaría cuatro años más en la CasaBlanca para implementar una

“retribución” personalcontra sus enemigospolíticos. Si el expresidente, dos veces acusado, gana la nominación republicana yla presidencia, ya está claro que un segundomandato correría el riesgo de destruir el principio de que los presidentes no ostentan el podermonárquico.

 

 

Juez destripala teoría de Trump sobre la inmunidadpospresidencial

Lostribunales pueden terminar siendo la única institución que se interpone en el camino del expresidente, que enfrentacuatro juicios penales, dos de ellos por presunta interferencia electoral relacionada con sus falsasafirmaciones de fraudeen las elecciones de 2020 que perdió. Se declaró inocente en todos loscasos en su contra y no sostiene ningún delito.

En un golpe a la estrategia de Trump, su tomade poder fue rechazada la semana pasada en una opinión histórica de lajueza de distrito estadounidense Tanya Chutkan,quien presidirá su caso de subversión electoral federal que comenzará en marzo. Pero en consonancia con suintento de retrasar sus juicios penales hastadespués de las elecciones de noviembre, es probable que Trump lleve el caso hasta la Corte Suprema, que seenfrentaría a uno de los fallos más importantessobre el alcance del poder presidencial en décadas si decide para tomar elcaso.

Chutkan rechazóvarias vertientes del argumento de Trumpen su amplia opinión y llegóal núcleo de la visión del poder del expresidente cuando escribió que sus “cuatro años de servicio como comandanteen jefe no le otorgaron el derecho divinode los reyes a evadir la responsabilidad penal que rige a sus conciudadanos”.

La idea de que los presidentes están sujetos a las mismas restriccioneslegales que cualquier otro ciudadanoy que todos los estadounidenses son iguales ante la ley es una base del sistema legal y político estadounidense.Pero es algo que Trump busca constantemente revertir.

El asalto del expresidente al tejido de la democracia estadounidense también es evidenteen la forma en que intenta presentar los esfuerzos para exigirle responsabilidades por sus intentos dedestruir la integridad de las elecciones de2020 como un intento de la administración Biden de hacer trampa en las elecciones de 2024. .

Trump, por ejemplo, atacó este fin de semana los argumentos de Biden yotros críticos de que su comportamiento representa una amenaza a la supervivencia de la democracia estadounidense si gana las elecciones generales del próximoaño.

“Joe Biden no es eldefensor de la democracia estadounidense”, dijo Trump durante un acto de campaña en Cedar Rapids, Iowa, el sábado.“Joe Biden es el destructor de lademocracia estadounidense y… es él y su pueblo. Son los destructores del sueño americano. El sueño americano está muerto con ellos en el poder,es triste”.

La idea de que Trump sea un defensor de la democracia es absurda, dadoque intentó interrumpir la larga tradición de transferencias pacíficas de poder despuésde las elecciones de 2020, cuyo resultado fue confirmado por cadarecuento y tribunal que se pronunciósobre sus falsasafirmaciones de voto.fraude. Pero es

característico de Trumpacusar a un adversario de las transgresiones de las que él mismo es culpable. Y la eficacia de sucapacidad única para fabricar realidades falsas–y utilizarlas como herramientas de poder– puede verse en las actitudes de millones de partidarios de Trump queahora creen que las elecciones de 2020 fueron robadasa pesar de la abrumadora evidencia de locontrario.

Elportavoz de la campaña de Biden, Ammar Moussa, advirtió en un comunicado que “los Estados Unidos de Donald Trump en2025 serán uno en el que el gobiernoserá su arma personal para encerrar a sus enemigos políticos. No es necesario que confíe en nuestra palabra:el propio Trump lo ha admitido”. Moussa añadió:"Después de pasar una semana defendiendo su plan para arrebatar la atención sanitaria a millones deestadounidenses, este es su último intento desesperadode distracción: el pueblo estadounidense se da cuenta y no funcionará". Trump prometiórecientemente intentar nuevamente anular la Ley de Atención Médica Asequiblesi gana el próximo año, y luego pasó varios días dando marchaatrás en un tema que muchos otros republicanos consideran un perdedor político.